lunes, 14 de septiembre de 2015

Retablos ayacuchanos navideños

Retablos ayacuchanos navideños
Apreciar el arte de los lugareños de Quinua es realmente un privilegio, sin embargo, no solo se encuentran talentosos artesanos sino es preciso destacar que sus calles empedradas y techos de tejas enamoran a cualquiera. La peculiar forma de trabajo que emplean sus artistas se caracteriza por ser muy decorativo y llamativo, valor agregado que los visitantes pueden apreciar en sus talleres y se ve reflejado en sus retablos.
Actualmente los retablos ayacuchanos son cajas rectangulares hechas en su mayoría de cedro porque generan un mejor acabado en cada pieza. Las cajas son diseñadas con una vista colorida de doble puerta con unas tiras de cuero entre ellas. El exterior de las cajas está decorado con flores llenas de color y en el interior imágenes con temáticas costumbristas del Perú.
Los principales temas que se representan en los retablos ayacuchanos son la crucifixión de Jesucristo durante Semana Santa, la Navidad y el nacimiento de Jesús. En el último existen diseños desde María, José y Jesús hasta la escena del nacimiento en su totalidad, incluyendo a los reyes magos y los animales.
En cada pieza se puede observar el profesionalismo y acabado sumamente delicado en las facciones de los personajes. Una de las peculiaridades de cada nacimiento es que los personajes cuentan con un estilo andino, representando la Navidad andina, lo que los convierte en artesanías solicitadas por decenas de turistas nacionales e internacionales.
La demanda de los retablos empezó a crecer y se ha convertido en un motivo de incremento en el sector turismo por la gran venta que tienen y la exportación de los mismos para distintas partes del mundo. Al mismo tiempo, maestros artesanos exponen sus piezas en ferias internacionales, lo cual hace que estas artesanías sean reconocidas en todo el planeta.
Hoy en día, la construcción de los retablos se sigue realizando en los talleres artesanales de cada creador trasmitiendo los secretos de este arte de padres a hijos, tíos a sobrinos, del hermano mayor al menor, siempre manteniéndose como una tradición familiar. Esto genera que los acabados de cada pieza no pierdan su estilo costumbrista y tradicional que los convierte en únicos.

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